**Por qué importa:**
El boicot a Eurovisión por parte de varios países europeos refleja cómo los conflictos geopolíticos traspasan fronteras y afectan incluso eventos culturales globales. Esto no solo pone en riesgo la continuidad del festival, sino que evidencia la creciente politización del entretenimiento, donde la música ya no es el único lenguaje universal.
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**Europa dividida: Países Bajos se suma a boicot de Eurovisión si Israel participa**
La polémica en torno a la participación de Israel en el Festival de Eurovisión 2024 sigue escalando. Los Países Bajos anunciaron oficialmente que se unirán al boicot impulsado inicialmente por Irlanda si el país israelí es incluido en la competencia musical. La emisora neerlandesa AVROTROS justificó su postura señalando que no puede avalar la participación «ante el grave y continuo sufrimiento humano en Gaza».
La medida no viene sola. Eslovenia ya había confirmado que no participará si Israel está presente, mientras España e Islandia evaluran sumarse al rechazo. Este movimiento colectivo amenaza con transformar el tradicional evento musical —símbolo de unidad y diversidad— en un campo de disputa política internacional.
Frente a esta postura, la emisora austríaca ORF, anfitriona del evento en 2026, defendió la participación israelí, argumentando que «los artistas no deben pagar por las controversias de sus gobiernos». La tensión se mantiene alta y la definición final se espera para diciembre, dejando en vilo el futuro de uno de los espectáculos más populares de Europa.