**¿POR QUÉ IMPORTA ESTO?**
Los niños vulnerables siguen esperando ayuda mientras se desperdician miles de millones en irregularidades. El reemplazo del Sename por Mejor Niñez prometía transparencia, pero hoy enfrenta las mismas críticas: fondos sin control, listas de espera eternas y denuncias de corrupción. Esto no es solo un problema administrativo; es una deuda ética con la infancia de Chile.
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**MEJOR NIÑEZ: A TRES AÑOS DE SU CREACIÓN, REPORTE OFICIAL REVELA MILLONARIAS IRREGULARIDADES Y FAVORITISMOS POLÍTICOS**
*Por Claudia Molina B. | FACTOS – Reportaje*
Santiago, 10 de septiembre de 2025.— Mejor Niñez, el servicio que reemplazó al cuestionado Sename, acumula críticas por graves irregularidades financieras y administrativas. Un informe de la Contraloría General de la República (CGR) detectó desórdenes por más de $187.600 millones, transferencias sin respaldo a 377 fundaciones y listas de espera con más de 28 mil niños sin atención desde 2015.
El documento oficial detalla que se pagaron convenios ya caducados, se validaron rendiciones incompletas y no existió un plan claro para priorizar casos urgentes. Además, se identificaron fondos transferidos sin fiscalización efectiva, lo que facilitó posibles desvíos de recursos.
Entre las instituciones más cuestionadas están la Fundación Ciudad del Niño —vinculada a la Fundación Miguel Kast Rist, de perfil político—, Corporación Acogida —señalada por desvíos de $200 millones— y Aldeas Infantiles SOS, con observaciones por $537 millones. Estas entidades concentran millonarios recursos con débiles sistemas de control.
A esto se suman denuncias por corrupción: filtrado de bases técnicas a fundaciones favorecidas, informes periciales falsos —como los usados en el caso de Juan Manuel Navarro, separado de su hijo en Pichilemu— y contratos que prolongan artificialmente la atención de niños para aumentar ingresos. Cada niño intervenido significa $216.700 mensuales para las fundaciones, creando un incentivo perverso para alargar los procesos.
La Contraloría ordenó a Mejor Niñez implementar medidas urgentes, como actualizar bases de datos, exigir rendiciones detalladas y fiscalizar gastos. Sin embargo, expertos alertan que el modelo sigue en manos de privados con lógica de mercado, replicando los errores del extinto Sename. La infancia, una vez más, parece quedar atrapada entre el abandono y el lucro.