**¿POR QUÉ IMPORTA?**
En Chile y el mundo, las campañas políticas usan técnicas de neuromarketing para influir en tu voto. Entender que el 95% de nuestras decisiones son emocionales revela cómo nos manipulan con mensajes de miedo e inseguridad. Conocer estos mecanismos te permite votar con mayor conciencia, sin que jueguen con tus emociones.
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**NEUROMARKETING ELECTORAL: CÓMO LAS EMOCIONES DECIDEN TU VOTO MÁS QUE LA RAZÓN**
En medio de la barahúnda electoral, un experto revela la cruda realidad: los chilenos votan principalmente con el corazón, no con la cabeza. René Bernal, académico de la Universidad de Chile, asegura que «el ser humano es 100% emocional», desmontando el mito del votante racional.
La emoción reina suprema en las urnas. Bernal es categórico: «El 95% de las decisiones son emocionales, y yo diría que incluso más». Esto explica por qué las campañas apelan directamente a los sentimientos, dejando en segundo plano los programas y las cifras.
El miedo se erige como el arma más poderosa. Según el especialista, «el miedo es la emoción que hace más manipulables a los seres humanos». Cuando los candidatos hablan de inseguridad o crisis, activan mecanismos cerebrales primitivos que anulan el pensamiento crítico.
La neurociencia confirma este fenómeno: el miedo activa la amígdala cerebral generando cortisol, la hormona del estrés que nos pone en alerta máxima. Pero el engaño emocional no termina ahí. Los gestos, colores y posturas de los candidatos comunican más que sus discursos, gracias a las «neuronas espejo» que generan conexión instantánea.
¿Y los indecisos? Bernal sentencia: «En realidad no existen». La mayoría tiene su voto decidido a nivel subconsciente mucho antes de entrar a la cámara secreta. Los medios amplifican este efecto al repetir contenidos que activan el miedo en la población.
El académico traza una línea delicada: «Persuadir es conectar con emociones; manipular es aprovecharse de ellas». En el ajedrez electoral chileno, quien comprende estas reglas no solo vota más informado, sino que se libera de los hilos invisibles que buscan mover su mano en el momento decisivo.