**Por Claudia Molina B. | FACTOS – Opinión**
### ¿Por qué importa esto?
En un país con creciente desinformación, que académicos con credenciales validen discursos históricamente falsos es grave. Distorsiona el debate público, banaliza conceptos fundamentales de la democracia y normaliza el revisionismo sin evidencia. Cuando los expertos callan, el rumor reemplaza a la razón.
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### La noticia
Johannes Kaiser, en una entrevista en FNM TV, afirmó que las revoluciones no buscan progreso sino volver a un pasado idealizado. Señaló que Rousseau y los jacobinos son «padres» del marxismo y el nazismo, bajo el mito del «buen salvaje». Lo grave es que quien lo entrevistó fue Julio Alvear, doctor en Filosofía y Derecho, especialista en filosofía política, quien no corrigió estos errores.
Históricamente, revolución significa transformación radical hacia adelante, no retroceso. La Revolución Francesa o las independencias americanas buscaban cambiar sistemas opresivos, no «volver a las cavernas». Rousseau jamás promovió la idea simplona del «buen salvaje»; su propuesta era reformar la sociedad mediante un contrato social justo.
Equiparar marxismo y nazismo es otro error burdo. El primero busca emancipación social; el segundo, fue un régimen de opresión racial. Mezclarlos solo revela ignorancia o mala fe.
Que un medio serio y un académico con trayectoria permitan esto sin cuestionar es alarmante. Si quienes deberían rigurosizar el debate aplauden disparates, ¿qué queda para la ciudadanía? La historia no es un juego de opiniones: tiene hechos. Y estos señores los están torciendo.