**Por Claudia Molina B. | FACTOS**
### Por qué importa
La crisis diplomática tras los disturbios en Avellaneda dejó al descubierto dos formas opuestas de ejercer autoridad en el exterior: eficiencia versus desinterés. Mientras la cónsul Andrea Concha actuó con rapidez y compromiso, el embajador Viera-Gallo mostró desapego y centralización. Esto refleja problemas profundos en la representación chilena en Argentina.
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### La noticia
Los graves incidentes ocurridos después del partido entre Universidad de Chile e Independiente de Avellaneda no solo terminaron con más de 100 detenidos y una veintena de heridos. También pusieron en evidencia cómo reaccionaron las autoridades chilenas en Argentina frente a la emergencia.
Por un lado, la cónsul general Andrea Concha Herrera respondió con inmediatez: se movilizó hasta las comisarías y hospitales, verificó el estado de los chilenos afectados y gestionó liberaciones prioritarias. Su trabajo fue calificado como «impecable y sin afán de protagonismo» por testigos presentes.
Por otro, el embajador José Antonio Viera-Gallo adoptó una actitud distante y centralizadora. Fuentes de la embajada señalaron que impidió que otros diplomáticos apoyaran en terreno, generando parálisis y malestar interno. Además, su conducta durante una entrevista en el programa «Mucho Gusto» de Mega fue considerada soberbia y poco diplomática, luego de que abandonara la conversación en vivo.
La llegada del ministro del Interior, Álvaro Elizalde, enviado por el presidente Boric, marcó un punto de inflexión. Con información proporcionada por la cónsul Concha, gestionó la liberación masiva de los hinchas. Sin embargo, en la reunión clave con autoridades argentinas, la cónsul —quien llevó adelante las primeras acciones— fue excluida de la foto oficial.
El episodio no solo revela un problema de liderazgo, sino también una posible incoherencia con el discurso oficial de equidad de género. Hasta ahora, ni el gobierno ni organizaciones feministas han referido esta omisión.
Queda en evidencia una fractura dentro de la diplomacia chilena en Buenos Aires: mientras algunos actúan, otros observan. La ciudadanía espera respuestas.