**POR QUÉ ESTO IMPORTA:**
Cuando la Fiscalía intenta espiar a periodistas, todos perdemos. Sin prensa libre no hay quién controle a los poderosos. Es nuestro derecho saber la verdad, y este caso muestra cómo algunas instituciones prefieren ocultarla antes que rendir cuentas. La democracia se debilita si atacan a quienes investigan la corrupción.
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**FISCALÍA INTENTÓ VIGILAR A PERIODISTAS QUE INVESTIGABAN CASO HERMOSILLA**
En un hecho que recuerda a las peores dictaduras, la fiscal Paulina Díaz Obilinovic pidió autorización para espiar los teléfonos de once periodistas. La jefa de Alta Complejidad de la Fiscalía Occidente quería acceder a todas sus llamadas, ubicaciones GPS y datos de internet.
El objetivo: descubrir quién les había filtrado información sobre el abogado Luis Hermosilla, conocido por defender a poderosos involucrados en casos de corrupción. Los periodistas afectados trabajaban en medios como Ciper, La Tercera y The Clinic, todos reconocidos por sus investigaciones sobre abusos de poder.
Por suerte, el tribunal rechazó la solicitud tres veces, aplicando la Ley de Prensa que protege el secreto profesional de los periodistas. Pero el solo intento preocupa a todos quienes defienden las libertades públicas. Si la Fiscalía puede investigar a quienes destapan casos corruptos, ¿quién nos protege de los abusos del poder?
Mientras esto ocurría, el círculo de Hermosilla seguía dando de qué hablar. Su colega Mario Vargas fue detenido en el «caso Muñeca Bielorrusa», una red de coimas en el Poder Judicial. Vargas había pedido antes que se destruyera el celular de Hermosilla, lo que ahora parece un intento de borrar pruebas.
El mensaje es claro: en Chile, algunos quieren periodistas callados y corrupción silenciada. Pero mientras la prensa siga haciendo su trabajo, la ciudadanía tendrá ojos para ver la verdad.