**¿POR QUÉ IMPORTA ESTO?**
Porque miles de niños chilenos quedan atrapados en largas peleas judiciales entre sus padres. Programas estatales creados para protegerlos terminan prolongando su sufrimiento con trámites eternos, informes contradictorios y falta de especialistas. El sistema que debería cuidarlos está generando un nuevo daño, dejando a la infancia como víctima de una burocracia que no logra reparar.
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**LA NOTICIA**
En Chile, los Programas de Reparación del Maltrato (PRM) enfrentan una grave crisis. Creados para proteger a niños víctimas de violencia, hoy son acusados de profundizar el dolor infantil cuando se mezclan con conflictos entre padres separados.
Profesionales del área y familias afectadas denuncian que estos programas -financiados por el Estado pero manejados por privados- no están preparados para casos complejos. Rotación constante de psicólogos, listas de espera que superan los 1.500 niños solo en Santiago, y falta de especialización están generando más daño que ayuda.
Un estudio de la Universidad Tecnológica Metropolitana ya había encendido las alarmas en 2017: detectó alta rotación de profesionales, sueldos bajos y poca supervisión técnica. Esto afecta directamente la calidad de la atención que reciben los niños.
La psicóloga Andrea Pavez, académica de la Universidad de Chile, apunta al problema de fondo: «Los equipos deben cumplir metas numéricas, no necesariamente lograr bienestar infantil». El modelo de financiamiento por convenios crea incentivos perversos donde lo importante es atender muchos casos, no necesariamente bien.
El periodista Javier Rebolledo, en su libro «Falsas denuncias», agrega otra arista preocupante: el sistema no distinguiría bien entre denuncias reales de abuso y aquellas usadas como herramienta en disputas familiares. «Los niños quedan atrapados, alejados de uno de sus padres, expuestos a interrogatorios interminables», señala.
La paradoja es evidente: programas nacidos para reparar terminan dañando cuando la intervención se extiende demasiado o se realiza sin los cuidados necesarios. Expertos coinciden en que se necesita una reforma profunda que ponga el foco en el verdadero bienestar infantil y no en cumplir trámites burocráticos.