**LA BARBA QUE ATORMENTA AL PODER: UNA HISTORIA DE INSURGENCIA FACIAL**
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### **¿Por qué importa?**
En Chile y el mundo, algo tan simple como una barba ha sido históricamente un símbolo de rebeldía. Desde dictadores hasta jefes cuicos, siempre han querido controlar hasta nuestro aspecto. Esta pelea ridícula por el afeitado obligatorio revela una verdad incómoda: el miedo a quienes deciden pensar—y lucir—por sí mismos.
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### **La noticia**
Una investigación de *Factos.cl* revela el trasfondo histórico de una batalla silenciosa: la imposición del rostro afeitado como herramienta de control. Desde Alejandro Magno—quien obligaba a sus soldados a rasurarse para evitar que el enemigo los agarrara de la barba en combate—hasta las normas actuales en instituciones como las Fuerzas Armadas y empresas tradicionales, el vello facial ha sido sistemáticamente reprimido.
En Chile, esta práctica se ha normalizado bajo argumentos de «disciplina» o «imagen corporativa», pero expertos consultados señalan que responde a una lógica más profunda: la barba representa autonomía, identidad y, en muchos casos, disidencia. «Es un acto político llevar barba en espacios donde te exigen limpieza», explica un sociólogo. «Es decir: ‘mi cuerpo no es tuyo'».
El fenómeno no es solo local. En pleno siglo XXI, el Pentágono mantiene restricciones similares, y en nuestro país sigue siendo motivo de sanciones laborales o rechazo social en ciertos círculos. La Biblioteca del Absurdo, espacio que rescata estas curiosidades históricas, destaca en su último video cómo esta medida apunta a homogenizar a las personas, eliminando cualquier rasgo que escape al control.
La tendencia, sin embargo, podría estar revirtiéndose. Movimientos por la libertad personal y el cuestionamiento a las normas anticuadas han puesto el tema sobre la mesa. Hoy, más chilenos eligen mantener su barba como expresión de individualidad, desafiando un sistema que por siglos ha preferido caras limpias… y mentes calladas.
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*Publicado originalmente en Factos.cl*