**Por Hugo Catalán Flores. Columnista de FACTOS**
### ¿POR QUÉ IMPORTA ESTE TEMA?
El 18-O marcó un antes y después en Chile. No fue solo una protesta, sino el colapso de un modelo que venía desde los 80. Hoy siguen las peleas sobre su significado real: ¿fue rebelión legítima o simple delincuencia? La discusión sigue viva porque define cómo entendemos nuestro país y sus problemas de fondo. Esto no es cosa del pasado.
### LA BATALLA POR LA MEMORIA DEL 18-O
A cinco años del estallido social, la interpretación de lo ocurrido el 18 de octubre de 2019 sigue dividiendo aguas. Mientras algunos insisten en narrarlo como una «rebelión épica», otros como el comentarista Sergio Muñoz Riveros lo presentan como un «alzamiento planificado», incluso sugiriendo la intervención de gobiernos extranjeros.
Esta controversia no es menor. Define cómo la sociedad chilena procesa su crisis más profunda en décadas. Quienes estuvieron en las calles recuerdan el cansancio acumulado: alza del pasaje del Metro, precios de la vida diaria por las nubes, salud colapsada. Fue la gota que rebalsó el vaso.
Las investigaciones serias, como el libro «¿Quién quemó el metro?», apuntan a causas sociales complejas, lejos de teorías conspirativas. Pero algunos prefieren el relato simple: pura delincuencia o manipulación externa.
Lo concreto es que el 18-O mostró que los partidos políticos -incluidos los progresistas- estaban desconectados de la gente. Fue un movimiento sin jefes visibles, impulsado por el malestar ciudadano que sigue pendiente. Mientras no se resuelvan esos problemas de fondo, la herida del estallido seguirá abierta.
La pelea por el significado del 18-O es, en el fondo, la pelea por el alma de Chile. ¿Aprendimos algo o seguimos repitiendo los mismos errores? La respuesta la está escribiendo el día a día.