**¿Por qué importa?**
El giro del conservadurismo estadounidense hacia posturas censuradoras bajo Trump marca un quiebre histórico. Lo que ocurre en EE.UU. impacta globalmente, incluido Chile, donde la libertad de prensa es pilar democrático. Este cambio podría normalizar ataques a medios y disidencia, afectando cómo se ejerce el poder y la crítica en democracias frágiles.
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**La doble cara conservadora: De defensores a censores**
WASHINGTON.— La administración de Trump está dando un vuelco sorprendente: quienes antes defendían a rajatabla la libertad de expresión hoy impulsan medidas para callar críticos. La muerte del líder juvenil MAGA, Charlie Kirk, encendió la mecha. Mientras sectores de izquierda justificaron el asesinato, el gobierno republicano aprovechó el clima tenso para atacar a medios opositores.
El caso más emblemático es la suspensión del comediante Jimmy Kimmel, conocido por sus chistes ácidos contra Trump. La cadena ABC lo sacó del aire tras presiones de Brendan Carr, de la FCC, quien pidió directamente su despido. Pero lo más polémico vino de Trump: sugirió quitar licencias a canales que lo critiquen, una idea que antes hubiese repudiado su propio partido.
Figuras como Barack Obama y hasta Tucker Carlson—aliado tradicional de la derecha—han alertado sobre este peligroso precedente. La Primera Enmienda, símbolo de las libertades en EE.UU., hoy parece plegarse a intereses políticos. El mensaje es claro: en la era Trump, la libertad de expresión vale solo si beneficia al poder.