**POR QUÉ ESTO IMPORTA:**
La tibia respuesta del embajador Viera-Gallo frente a la violencia sufrida por chilenos en Argentina revela una grave falla en la protección consular. Ciudadanos chilenos fueron golpeados, detenidos y hospitalizados sin que su representante diplomático actuara con la firmeza y urgencia requerida. Esto no solo expone la vulnerabilidad de compatriotas en el extranjero, sino que cuestiona la efectividad real de nuestra representación exterior en crisis.
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**EMBAJADOR CHILENO EN ARGENTINA CRITICADO TRAS AGRESIÓN A HINCHAS DE LA U**
La violencia policial y detenciones arbitrarias sufridas por hinchas de la Universidad de Chile en Avellaneda tras el partido contra Independiente no solo generaron indignación en Chile, sino que dejaron al descubierto la frágil respuesta del embajador chileno en Argentina, José Antonio Viera-Gallo. Mientras decenas de chilenos eran golpeados y trasladados a hospitales y comisarías, la embajada mostró una reacción tardía y excesivamente formal, priorizando el cuidado de las relaciones bilaterales por sobre la defensa urgente de los compatriotas afectados.
Durante una entrevista en el matinal de Mega, Viera-Gallo reconoció las limitaciones de su gestión, enfatizando la importancia de «cuidar las buenas relaciones entre ambos países». Sus declaraciones fueron inmediatamente cuestionadas por panelistas y autoridades chilenas, que calificaron su postura como débil y desconectada de la gravedad de los hechos. La situación escaló al punto que el Presidente Gabriel Boric decidió enviar al ministro del Interior, Álvaro Elizalde, para tomar cartas en el asunto de manera directa.
Lejos de reconocer su propia inacción, Viera-Gallo intentó minimizar el rol de Elizalde, señalando que su visita «no era diplomática ni política», lo que fue interpretado como un intento de restar importancia a la intervención presidencial. Mientras el ministro entregaba información concreta sobre detenidos y heridos, el embajador permanecía en un segundo plano, reforzando la imagen de un funcionario poco comprometido con la crisis.
Las críticas en redes sociales no se hicieron esperar. Ciudadanos y adherentes del club azul catalogaron a Viera-Gallo como «una mierda de embajador» y «un fantasma en Buenos Aires», reflejando el descontento generalizado por su falta de firmeza y empatía. Para muchos, este episodio confirma un patrón de conducta ya conocido: omisiones, frialdad y una alarmante desconexión frente a urgencias que requieren respuestas contundentes.
La noche más difícil para la hinchada de la U dejó en evidencia no solo los riesgos de asistir a un partido en el extranjero, sino también las graves falencias de una representación diplomática que, en momentos críticos, parece más interesada en la protocolaria corrección política que en la defensa real de los chilenos.
